lunes, 2 de mayo de 2011

My Eyes

Ayer vi una peli que llevaba mi nombre.
El marido de la protagonista, le había dicho cuando se conocieron, que no necesitaba ver el firmamento porque en sus ojos podía ver todo el universo. Ella se está quedando ciega, y cuando solo le quedan horas de visión, recuerda estas palabras y se mira al espejo.
Mis ojos no han sido nunca los mismos, y seguirán cambiando conforme sigan pasando mis días. Mucho tiempo, mis ojos devolvieron ante el universo entero un paredón, un murallón tan grande que ni yo misma podía ver mi esencia.
Hoy mis ojos, más vulnerables, desprotegidos, abiertos a la vida misma, me develan amor. Un amor tan grande que llevo contenido adentro, que apabulla a cualquiera que los sepa mirar.  No es amor a alguien o algo en particular, pero descubro que estoy lleno de él. Y sin embargo, esto me entristece.
Hay un patrono dando vueltas por ahí, que dice velar por las causas justas y urgentes e interceder ante Dios por éstas. Claro que me dirigí ante él. Preguntándome a mí misma, me dije ¿qué causa puede ser más justa y urgente que el amor?, por eso me atreví a hacerle mi pedido.
En esto del paso de mis días y las desavenencias de mis ojos, el dolor se ha presentado por mi vida. Un amigo hizo llegarme una frase que dice “Quien no se mueve, no siente las cadenas”. Bueno amigo, todo mi ser siente el peso de sus cadenas.
Bienvenida sea yo a la vida, bienvenidos seas mis ojos al universo entero.
Con ustedes… mi comienzo. 

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